Una historia de negligencia; le entregan en Semefo el cadáver de su hija 8 años después

Redacción Revista CG

 

Jueves 18 de julio de 2024.- “Una muestra de que aquí el compromiso para atender esta agenda (de desaparecidos) es clave, es contundente. Más allá de discursos políticos, aquí estamos trabajando para no fallarle a las familias de las personas desaparecidas”.

 

Ese fue el discurso del gobernador Enrique Alfaro Ramírez el 1º de febrero pasado, cuando inauguró el nuevo Centro de Identificación Humana del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), donde invirtieron 118 millones de pesos, sin darse cuenta el mandatario que su personal, ya le había fallado a la familia de Lupita, a quien su madre buscó por 8 años, para después de tanta angustia y vueltas, encontrarla donde siempre estuvo, ahí en el Semefo.

 

“Pongan atención porque las mamás sufrimos mucho, a raíz de que desaparece un hijo, se nos va la vida”, dice la madre de esta menor.

 

Las palabras amables y alentadoras de “cómo te podemos ayudar” de la página del Semefo de Personas Fallecidas sin Identificar, para la familia de Lupita sólo quedaron en eso, en palabras que sirven para llenar una página oficial.

 

 

Una historia de negligencia

La joven María Guadalupe Alcalá Macías de apenas 16 años, desapareció el 24 de marzo de 2016 luego de haber salido de su domicilio, ubicado en el Fraccionamiento Eucapliptos de Tlajomulco de Zúñiga. Su cadáver con huellas de violencia ingresó al Semefo seis meses después, pero nunca le avisaron a la madre hasta apenas hace una semana, en julio de 2024.

 

La señora María del Rosario relata que luego de que su hija desapareció, decidió poner una denuncia, pero le negaron el servicio de atención y asesoría, por lo que ella decidió buscarla. Cuando acudía al Servicio Médico Forense (Semefo), lo único que recibía eran negativas y malos tratos, donde incluso se negaron a aplicarle la prueba del ADN.

 

“En ese mismo año fui al Semefo y me dijeron que no estaba ahí. Me enseñaron fotografías, pero no reconocí nada”, sin imaginar que, en ese mismo lugar, estaba el cadáver de su hija.

 

La ineptitud e ineficiencia de un personal indolente, la llevó a vivir el peor de los calvarios, lo que la hizo unirse al colectivo “Madres Buscadoras de Jalisco” quienes le ayudaron a difundir fotografías de su hija.

 

Ocho años después, apenas en junio pasado, personal del Semefo le mandó un mensaje señalándole que tenían un cuerpo que coincidía con las características de la fotografía de su hija y la llamaron, para ahora sí, tomarle pruebas de ADN, “y sí, si es mi hija, un 99.2 por ciento (dice) que sí”, una noticia de la cual se dio cuenta apenas la semana pasada.

 

Es así como el cadáver de su hija, que ingresó en septiembre de 2016 (seis meses después de su desaparición) estuvo siempre ahí, en el Semefo.

 

María del Rosario dijo sentir “coraje, impotencia, porque todo el tiempo la anduve buscando en la calle y para que al último por un mensaje dijeron que podría estar ahí mi hija, con nombre y apellido supuestamente llegó ahí”.

 

Un caso donde se detecta, según el colectivo, no sólo falta de atención e indolencia, también negligencia por parte de trabajadores del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF).

 

Centro de Identificación Humana, Gobierno de Jalisco

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