Por fin el cardenal Robles Ortega alza la voz y habla de la intromisión de la delincuencia en la organización de las fiestas patronales en muchos municipios. Pero, tras sus declaraciones surgen grandes dudas: ¿Por qué hasta ahora decide hablar? ¿Cuánto de los recursos que recibe la Iglesia provienen de malhechores que veneran a santos vistos como sus protectores? ¿Cómo olvidar que, a su llegada a Guadalajara, el cardenal dijo que la iglesia llevaría a cabo un censo de desaparecidos por cada parroquia? ¿Qué sucedió con esa promesa?