Lejos de mostrar una actitud crítica, el Gobierno de Jalisco quiere lavarse las manos en el tema del huachicolazo de más de 31 mil litros de hidrocarburo de procedencia dudosa, descubierto por la FGR en plena semana Santa en instalaciones de Mi Macro Periférico y argumenta que no tiene la culpa de posibles actos ilícitos. Hasta dos semanas después, sale a echarle la bolita a los concesionarios a través de un boletín. Ahora se entiende la filosofía con la que el gobierno naranja justifica otros negocios como los de las alcancías rateras y la defensa del negocio de la verificación recaudatoria.