Desde El Búnker
Alberto Osorio
Lunes 19 de agosto de 2024.- El 17 de agosto de 2024 será un día que el gobernador Enrique Alfaro jamás olvidará. En esa fecha un presidente en funciones (Andrés Manuel López Obrador) y una presidenta electa (Claudia Sheinbaum) tuvieron que rescatarlo del abucheo y de la misma trampa que él o sus subalternos, planearon contra el pueblo de Temacapulín, en el afán de rescatar su maltrecha imagen, en una comunidad que mostró que lo repudia, y en un acto que se convirtió en una provocación contra los vecinos de Temaca, en la región Altos de Jalisco.
Los emecistas invadieron la plaza
La madrugada de ese día, desde antes de las cuatro de la mañana, varios vehículos -según testimonios recogidos por la Revista Cuarto de Guerra- salieron de Guadalajara con rumbo a Cañadas de Obregón. La idea era llegar y tomar la plaza para ocupar la mayor parte de la plaza donde se realizaría la ceremonia pública de la apertura de las operaciones de la presa El Zapotillo.
Por la noche de un día antes, de último momento y con pocas explicaciones, el exsacerdote Gabriel Espinoza, uno de los organizadores de la recepción, le avisó a Mary Chuy García, la matriarca de la familia de las Juárez (activistas sociales en Temaca) y a Don Poncho Íñiguez -los dos grandes líderes de la lucha contra la inundación del pueblo-, que ellos no iban a hacer uso de la voz y que quedaban fuera del programa.
Lo que no explicó el exclérigo fue, si la decisión obedecía a presiones del gobierno de Jalisco o era una orden de su parte por miedo de escuchar palabras que incomodaran al gobernador Alfaro.
Por la mañana de ese sábado, los alfaristas también invadieron el espacio que el comité de recepción de Temaca había dispuesto para recibir a 30 niños de la comunidad, quienes mostrarían el agradecimiento a autoridades federales y a las locales por los acuerdos para el funcionamiento de la presa.
A los porristas de Alfaro “les valió”, invadieron y obligaron a los menores a estar bajo el rayo del sol por varias horas, a pesar de los momentos nublados de ese día. Testigo mudo de ese detalle fue el tapete armado en el suelo y hecho de aserrín con colores vivos en donde se exhibía la palabra “Gracias”.
Además, muchos de los lugareños quedaron fuera de la plaza y tuvieron que aguantar su coraje y escuchar desde lejos todo lo que ahí pasaba.
Otro “detalle” que contribuyó a que se crisparan más los ánimos, fue que Alfaro optó por quitarse el collar de flores que los temaquenses le habían otorgado. Esa escena les recordó la actitud de Enrique, en su visita del 2021, cuando un collar de flores terminó sobre una de sus rodillas, en señal de desprecio, ante la protesta contra él. La historia se repetía una vez más.
¡Fuera Alfaro!
Apenas iniciaba el acto oficial, y los alfaristas, los habitantes de Temacapulín y seguidores de la 4T, se enfrentaban a grito pelón: El ¡Fuera Alfaro!, contrastaba con la respuesta de decenas de acarreados que se desgañotaban con la consigna de ¡Gobernador! ¡Gobernador!
A tono con la guerra de consignas frente al presidente y la presidente Electa, militantes de PT le gritaban a Alfaro: “El pueblo votó y Lemus no ganó”, justo en el momento en que Morena y sus aliados promueven en el Tribunal Federal Electoral la anulación de la elección por lo que consideran fue la intromisión del gobierno de Jalisco. Fue justo cuando el gobernador pretendía hilvanar su discurso y decía que en 2006 si hubo el fraude real, no como ahora.
Todo ocurría en medio de un impresionante dispositivo de seguridad implementado por el gobierno federal, en donde se prohibió el uso de drones para la toma de imágenes, mientras el Ejército y la Guardia Nacional, con oficiales vestidos de civil vigilaban todo.
Para Alfaro fue un día que habría que olvidar pronto, quizás por eso el domingo por la mañana y desde muy temprano presumió una foto donde aparecía rodeado de su familia en un desayuno en el restaurante de “Las Coraje” y el lunes querría resarcir su imagen con una rueda de prensa de futbol.
Ese mismo domingo y por increíble que parezca, varios medios -en Jalisco- amarrados por los contratos millonarios del alfarismo, difundieron la noticia del gran logró de Enrique Alfaro y su administración con la inauguración de la presa El Zapotillo.
Desaparecieron los detalles del abucheo y optaron por colgar la medalla de la puesta en marcha del Zapotillo al gobierno local, sin dar un solo detalle de la bronca y la manera en que los temaquenses callaron al gobernador a pesar de sus acarreados.
Nunca citaron ninguno de los insultos que tuvo que recibir Alfaro de parte de un pueblo que evidenció que no lo quiere.
Seguro que los reporteros de esos medios no oyeron cuando a Alfaro le dijeron “ya siéntate burro”. Menos resaltaron la parte del discurso de López Obrador cunado dijo que en la democracia a los adversarios se les escucha, reconoció a Alfaro y hasta lo felicitó.
Al final, para quienes entienden de política, el día de la inauguración de la presa El Zapotillo en Temacapulín fue una especie de apertura de campaña, ante la posibilidad de que en Jalisco se anulen las elecciones y que MC de nuevo tenga que enfrentar a Morena y sus aliados en comicios extraordinarios.