Desde El Búnker
Lunes 08 de julio de 2024.- Hace exactamente un año y un día, el 07 de julio de 2023, Enrique Alfaro Ramírez declinaba a sus aspiraciones de la candidatura a la presidencia de México por Movimiento Ciudadano y anunciaba que se dedicaría a gobernar. Al descubrir que no contaba con el respaldo para aspirar al cargo por parte de Dante Delgado, el líder nacional de los naranjas, entonces decía:
“He decidido que no buscaré la candidatura a la Presidencia de la República por Movimiento Ciudadano, concentraré todos mis esfuerzos en cerrar bien mi gobierno, en cuidar a mi estado, en defender a Jalisco” (07 de julio, 2023).
Hoy, sus propias palabras evidencian su falta de compromiso, sus contradicciones o la falsedad en su discurso.
Tres meses después, el 26 de octubre del mismo año, anunciaba su retiro de la política y anotaba que eso ocurriría cuando terminara su gubernatura, “hasta el último día”, cosa que deberá ocurrir el 05 de diciembre de 2024, cuando le entregue la estafeta a quien sea que lo sustituya. En ese entonces alardeaba:
“Hace unos minutos cerré mi ciclo en la política electoral. Lo hago orgulloso de lo que logré al lado de miles de hombres y mujeres libres de Jalisco. A partir de mañana entrego la estafeta a quienes se quedan a construir el futuro de nuestro movimiento. Sé que lo harán muy bien. Yo estaré concentrado en cumplir con mi responsabilidad como gobernador hasta el último día”, según el discurso de ese día, justo cuando la campaña del abanderado emecista iba a la baja y el mandatario se veía cauteloso para meter nómina y estructura en favor del candidato del fosfo fosfo, Pablo Lemus.
Desde entonces, no ha dejado de presumir que había hecho a un lado sus aspiraciones personales y políticas para seguir hasta el final en su administración en la segunda entidad más importante de México. Pero en el discurso, se descubre el nivel actoral de Enrique Alfaro Ramírez.
El 26 de mayo pasado de 2024, fiel a su estilo de presumirse un político serio y redentor de los jaliscienses, dejó entrever que siempre sí regresaría a la política, al señalar que podría ser alcalde de Tapalpa, lugar donde dice que le gustaría pasar sus días de retiro y un municipio que por cierto perdió MC, en las pasadas elecciones.
El protagonismo político de Alfaro nunca ha cambiado y así marca su capacidad de operación tras bambalinas, a pesar del fracaso en las pasadas elecciones del 02 de junio.
En la llamada corriente alfarista, Enrique controla todo en forma absoluta y fulminante y de eso saben mucho sus críticos de los medios de comunicación o sus detractores como es el caso de los integrantes del grupo “Auténticos MC”.
Para desgracia de Alfaro, su capacidad de influencia al interior de la dirigencia de MC, ahora parece en la ruina. Seguro que Alfaro ahora tendrá tiempo para reflexionar que el desaparecido exrector de la Universidad de Guadalajara, Raúl Padilla López; visto como su principal enemigo, hasta antes del 02 de abril del 2023, fecha en que Padilla decidió acabar con su existencia, no sin antes reconocerse como perseguido por el gobierno federal y el gobierno alfarista; quizás pudo haber sido uno de sus mejores aliados en su carrera política, por encima de las fobias.
Seguro que el propio Dante Delgado y varios de los liderazgos nacionales del partido naranja, descubrieron –desde hace rato–, el rango de egocentrismo y el nivel de las grandes contradicciones de quien hasta el pasado sábado se presumía como un gobernador calificado, entre los diez mejores de México, según la más reciente encuesta de Consulta Mitofsky. Un dato que no creen, ni los opositores a la verificación vehicular, ni las familias de los desaparecidos, ni los grupos ecologistas y ni muchos de los académicos de la Universidad de Guadalajara.
Alfaro deja un estado en ruinas marcado por la inseguridad, con más de 15 mil desaparecidos, entre ellos un militar de alto rango que integrantes del crimen organizado levantaron del municipio que era gobernado por el emecista Antonio Zamora, Tapalpa.
Imposible no ver que, bajo su mandato y el de Pablo Lemus, exalcalde de Guadalajara, quien asegura será el próximo gobernador -si el Tribunal Federal Electoral no anula la elección-, varios de los proyectos inmobiliarios planeados con amigos, socios y familiares, se tuvieron que construir bajo la protesta o el encarcelamiento de los ambientalistas de vecinos afectados por la voracidad de los constructores y la complicidad de la autoridad, según se ha ventilado en diversos medios de comunicación.
La administración emecista será recordada como el tiempo en que los empresarios de la construcción y las obras de infraestructura hidráulica se hacían bajo el resguardado de policías estatales y municipales, con escudos y uniformes antimotines y con armas o toletes para poder enfrentar a ciudadanos de paz, a quienes se supone que esos agentes deberían cuidar.
Iconia y El Gran San Rafael, serán los testigos mudos de un gobierno de mala fama al servicio de los intereses privados por encima del mandato otorgado en las urnas para promover el desarrollo de la sociedad y cumplir y hacer cumplir la ley.
Se va Alfaro y dice que es por 15 días y una sola imagen retrata de cuerpo entero su gestión. El mandatario hizo de Palacio de Gobierno un edificio reservado para la élite política, para los productores de sus felices videos y para todo tipo de agentes de seguridad. Alfaro hizo del hermoso edificio público, un búnker custodiado por agentes de seguridad al servicio de la burocracia y rodeado de vallas metálicas, donde se daba la impresión a extranjeros y tapatíos que, en Jalisco se vivía una administración bajo golpe de estado.
Dejar el gobierno -supuestamente por 15 días- para reflexionar sobre su vida y su desarrollo profesional, es de fondo, una de sus más grandes irresponsabilidades como servidor público, al que de manera rigurosa nunca se le dejó de pagar con los impuestos de los jaliscienses.
Pero aparte de ello, pregúntese usted si acaso el ahora gobernador con licencia y varios de sus más cercanos colaboradores, podrían soportar una auditoría en torno a sus riquezas acumuladas entre el año de 2012 y julio del 2024, como lo han difundido algunos medios de comunicación. Quizás bajo esa consideración, el hecho de que Alfaro regrese o no, puede convertirse en una noticia secundaria.
Imagínese usted, quién no fuera feliz si en calidad de gobernador o en cualquier otro puesto como servidor público, los jaliscienses le conceden bajarse del cargo para darse un descanso después de sus vacaciones y luego volver a irse para “replantear” su vida profesional.
Así Alfaro anunció su licencia, al estilo de Marlon Brando, con una actuación genial, en medio de uno de los arcos de la construcción de Casa Jalisco y con la escultura de dos palomas “de paz” como adorno de la locación y del mensaje que el mandatario envía a través de un video, sin dar oportunidad a ningún jalisciense de decir qué piensa del gobierno alfarista y sin convocar a medios de comunicación, como acostumbra en temas polémicos, para no ser molestado con preguntas incómodas.
P.D. Al ingeniero Enrique Alfaro Ramírez sólo le faltó cerrar su locación con un gran suspiro.